He estado desaparecida un tiempo, pero bueno, voy a intentar retomar el ritmo del blog, llevo unos meses que entre unas cosas y otras no estoy muy centrada.
Desde hace algunas semanas he cogido el hábito de rascar un hueco para mí los domingos, me dedico sólo a mi, y me hago mi propio ritual de belleza, y cuando salgo soy otra persona. Desde que soy pequeña, he sido muy disciplinada con la limpieza facial, es un hábito que me inculcó mi madre, y le estaré eternamente agradecida, porque a día de hoy sigo siendo igual de disciplina. No recuerdo desde hace cuántos años los domingos por la tarde me he dedicado a montarme mi propio spa casero. Cuando me convertí en madre fue un tiempo que pensaba no me podía permitir ya que pensaba que no podía disponer de él. Durante el confinamiento, me di cuenta de forma seria, que tenía que hacer más de esas cosas que me hacen feliz, y ésta es una de ellas. Por eso, los domingos desaparezco durante un rato, y he de decir que me gusta, y me hace sentir bien. Cuidarme siempre ha entrado dentro de mis prioridades, y he de confesar que desde hace unos años lo había relegado un poco, pero lo estoy intentando cambiar.
Aunque aquí tenemos un tiempo privilegiado, pero aún así, el punto ha llegado de nuevo a mi vida. Ésta temporada viene pisando fuerte, así que estoy en busca y captura de algunas prendas de punto para pasar el invierno y verme guapa. ¿Alguna sugerencia?, de momento tengo en mente jerseys y algún chaleco, éstos últimos vienen pisando fuerte.
A veces no es té y es un café, la cosa es buscar algo en el día que sea una excusa para sentarme y parar un rato.
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